El videoblog Mobuzz ha iniciado una recolecta entre sus usuarios para superar la época de vacas flacas que esta pasando y sobrevivir a su crisis.
Mucho se ha escrito, a favor y en contra, pero me ha gustado el comentario de Gonzalo Martín en la própia página de Mobuzz:
Es decir, por alguna extraña razón que no entiendo, los españoles consideran ilegítimo que alguien pida dinero por su trabajo y no te obligue a pagar. Curioso mecanismo que lleva a extrañas sanciones morales que pretenden decir si el gasto de la empresa es mucho o poco, si hay una piscina en la finca y generalmente comparando con su propia vida: si no te gusta el programa, no pagues. Es tan simple como eso. Ruego observar la página de comentarios en inglés donde esta querencia española anti dinero, anti empresarios y, en definitiva, anticapitalista rancia (las donaciones, también son cosa del capitalismo, sólo hay que mirar las universidades americanas) brilla por su ausencia.
Después veremos por las mismas voces ese discurso de lamento porque el país no innova, no tiene capital riesgo y bla, bla: finalmente, es interesante comprobar como es la sociedad misma la que desprecia la innovación y el emprendimiento.
Añadiré algo que seguro que va tener críticas, pues supondrá valorar el presente de otras compañías y su valor percibido con el estado de Mobuzz: ¿Cuántos años pasaron en Google perdiendo dinero y sin modelo de negocio? ¿Cuantas empresas de garage se han financiado en sus comienzos acudiendo a amigos y familiares? ¿Hay alguna diferencia esencial con esto? ¿Tiene algo de malo que alguien acuda a su audiencia para que sostenga lo que le gusta? ¿No hay mayor prueba de compromiso social, por llamarlo así, que sean sus espectadores los que contrinbuyan? O por evitar el paro de unos trabajadores, ya que vamos de sociales ¿Alguien entiende que apoyar las empresas nuevas y la innovación es un riesgo altísimo siempre y que pocas sobreviven? ¿Y que no hay nada malo en intentar que sigan?
Lo esencial es que nadie está obligado a pagar. Punto. Que si no quieres pagar, es obvio que tendrás unas razones. Pero el hecho de que personas como tú empleen estos argumentos, que son ridículos, a uno le hacen pensar que no existe otra cosa que un estado de envidia malsana, un deseo de impedir que los demás resuelvan su vida y sancionarles y castigarles por ello aún a pesar de que ni tu disfrutas del programa ni deseas sostenerlo y que su existencia no te provoca ningún daño. Y, al final de todo: si no lo consiguen pues no pasará nada. Pero a diferencia de muchos, lo han intentado.
Mañana es el último día, y a pesar de que han conseguido ya unos 30.000€, parece que no van a llegar a la cifra que se habían propuesto de 120.000€, a ver cómo acaba todo esto…