Es bonito compartir

Mi primera oficina, en un edificio del arquitecto modernista JujolCon 23 años empecé mi primera empresa, en una oficina en Barcelona, en la calle Diagonal, en un edificio modernista de Jujol.

Yo no tenía capital, el truco fue compartir la oficina con otros emprendedores: en el mismo apartamento estaba una inmobiliaria, un diseñador, varios estudiantes de arquitectura finalizando su proyecto de carrera y dos guías turísticas, que eran las que administraban el multidespacho.

Compartir tiene sus inconvenientes y sus ventajas, pero no deja de ser una muy buena opción en los inicios de un proyecto, cuando es más importante reducir los gastos para mantenerse hasta lograr ingresos interesantes.

Actualmente estoy en Bamako, Mali, iniciando el proyecto de Webmasters Sin Fronteras aquí en África, y hemos optado por compartir oficina, internet, luz y agua con otra empresa local, de un conocido.

Muchos proyectos de internet no necesitan de una oficina física, pero si la necesitas y tus recursos son limitados, compartir puede ser una buena opción.

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Controla el riesgo

Si bien es cierto que el que nada arriesga, nada consigue, eso no quiere decir que no debamos controlar el riesgo.

Aceptar el reto de un emprendimiento implica aceptar el riesgo a fracasar, que siempre existe, pero eso no significa que no tengamos que hacer todo lo posible, todo lo que esté en nuestra mano, para lograr un resultado positivo.

Un buen estudio de mercado, invertir nuestros recursos en aquello que sea más necesario e intentar no dejar ningún cabo suelto.

Algo que a mi siempre me ha ido bien es calcular qué pasaría en el peor de los casos. Si frente al peor de los escenarios aún calculas que tu proyecto sobrevivirá, eso significa que es perfectamente viable.